viernes, 8 de noviembre de 2013

INTERNATIONAL BAPTIST CHURCH in Costa Rica-LA SANTIDAD, LA JUSTICIA, Y LA GLORIA DE DIOS

YAHWEH IS SENDING 

YEHOSHUA AGAIN.

He will establish the Kingdom

 of God in this world.

ARE YOU READY???

"Carta abierta de Armando Zanolla"

LA SANTIDAD, LA JUSTICIA, Y LA GLORIA DE DIOS

La santidad y la justicia se manifestaron en el lugar Santo, mediante la sangre.
La gloria de Dios se manifestó en el lugar Santísimo, mediante la grosura.
La sangre se ofrece a causa de la santidad y de la justicia, y el objeto, es la creación.
La grosura se ofrece a causa de la gloria de Dios, y el objeto, es el Dios Triuno.
Hay solo dos tipos de pecado voluntarios:
1-    No obedecer  a Sus mandamientos. Él da una orden, y nosotros nos rebelamos a ella y no nos sometemos a nuestro Creador. Es un pecado de rebelión.
2-    Hacer algo, que Él no ordena. Es un pecado de vanagloria.
El primero, es no hacer algo que Él dice.
El segundo es hacer algo que Él no dice.
Es muy fácil reconocer el de no hacer las cosas que el Señor nos dice, debido que tenemos la Ley escrita en nuestras conciencias.
Pero parece, que nos es muy difícil, reconocer de hacer algo, que Él no nos dice de hacer, debido que nuestra consciencia nos no delata abiertamente.
Para solucionar el primer problema, el de la rebelión, necesitamos que Cristo sea formado en nosotros, que seamos considerados, huiós de Dios, ungidos y consagrados.
Para solucionar el segundo problema, el de la vanagloria, tenemos que permanecer constantemente en la presencia de Señor. Esto permanecer, significa no moverse. Es detenerse y saber esperar una orden del Señor, que puede llegar, de diversas maneras, como leyendo su “Rema”, orando fervoramente a Dios, por medio de un hermano o amigo, o simplemente por medio de una situación.
Esta espera en la presencia del Señor,  trata de ministrar al Dios Triuno. El objeto de esta espera, es Dios. Estar en el lugar Santísimo, es la figura de estar en la presencia del Señor, donde Él recibe nuestra oración y adoración, que es la fe, en la Gracia, bajo prueba.
Solo los Levitas de la casa de Aarón, hijos de Eleazar, hijos de Sadoc, podían hacer esto, y ellos representan a los miles de millares, a los vencedores,  a los huiós de Dios, al nuevo hombre, a la Iglesia, a la esposa del Cordero, al cuerpo de Cristo.
Todos los otros Levitas que ministraban en el Templo, son los millones de millones, que fueron la figura, de los niños en Cristo, en la dispensación de la Gracia.
El nuevo hombre, con Cristo formado en él, sabe esperar, mediante la fe, en la presencia del Señor, porqué ha entrado en su reposo. Si el Señor no le comunica nada, nada hace, sino seguir esperando, en su presencia, en ferviente oración y adoración. Espera delante de Él, a veces por horas, a veces por días, a veces por semanas, a veces por meses, y a veces por años, pero siempre en ferviente oración y adoración, en reposo y paz espiritual, él no tiene ninguna prisa, a menos que el Señor lo ordene.
La soledad, el aislamiento, el destierro, la exclusión, no es un problema para él, debido que sabe, que estar  en la presencia del Señor, y sabe recibir de Él, todo lo que él necesita. Esta situación, no es no hacer nada, es ministrar en fe, al Señor de Señores, y al Rey de Reyes, ofreciéndole la grosura y la sangre. Es de este modo, que se puede ofrecer al Dios Triuno, toda la gloria que se merece.
Pero: ¿Cómo es que podemos estar en la misma presencia de Dios?
Antes de poder ser huiós de Dios, ungidos y consagrados, hemos tenido que pasar por la etapa, de ser niños en Cristo. Hemos necesitado, que la sangre del Cordero inmaculado fuera derramada para nuestra redención y nuestra justificación, rasgando el velo, en el Santuario. A pesar que el camino, fue abierto por Cristo, en el lugar Santísimo, el niño en Cristo, ha necesitado la obra de la regeneración, para poder tener Cristo formado en él y solo entonces, pude estar en la presencia del Señor, sin quemar fuego extraño, delante de Él.
Todos lo que pueden estar en la presencia del Señor para glorificarlo, tiene que satisfacer las exigencias de la santidad y de la justicia de Dios.
La santidad, porque esta, es la naturaleza de Dios.
La justicia, porque esta, es la norma que Él tiene.
La gloria, porque esta, es el estado que el Dios Triuno, se merece.
No podemos ministrar al Señor, como niños en Cristo, solo lo podemos, como huiós de Dios. Cuando Cristo, está formado en nosotros, y el requisito de la santidad del Dios Trino, se pudo derramar totalmente en nosotros, al terminar la regeneración experimental subjetiva. Es cuando, el niño en Cristo, recibe la promesa más gloriosa, que es la filiación, que lo hace, huiós de Dios, y parte efectiva, del cuerpo de Cristo.
A los niños en Cristo, le encanta a servir en el atrio, donde todos pueden ver lo que hacen, les encantan servir a la luz, de todos, los que les rodean, y así poder recibir su recompensa. Debido a no haber creído, que Cristo le ofrece mucho más, serán relegados, a entrar en el Reino de los Cielos, como por el fuego, en calidad de invitados, de servidores en la creación, pero no, come parte de los huiós victoriosos, que servirán al Dios Trino, cara a cara.
A los huiós, no le interesa servir en el atrio del Templo, porqué tienen algo con un valor inmensamente más grande que servir, que es, ministrar al mismo Creador, ofreciéndole, lo más preciado de los sacrificios, la grosura y la sangre, que son parte de la figura del espejo de la fe, de toda la Gracia Divina, sabiendo esperar en Él siempre, en su reposo en oración y alabanza en todo momento.

¿QUE TE PARECE Y QUE VAS HACER AL RESPECTO?

ARMANDO ZANOLLA



Escazú 22 de octubre 2013