lunes, 3 de febrero de 2014

INTERNATIONAL BAPTIST CHURCH in Costa Rica-EXAMINAME, OH DIOS

YAHWEH IS SENDING 

YEHOSHUA AGAIN.

He will establish the Kingdom

 of God in this world.

ARE YOU READY???

"Carta abierta de Armando Zanolla"

EXAMINAME, OH DIOS -  doki,maso,n me o` qeo,j

LECTURAS BIBLICAS: Salmos 26:2; 139:23, 24ª; 36:9; Ef. 5:13-14; Ex. 19:8; Juan 8:12;

Salmos 26:2: “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”.
Salmos 139:23, 24a: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad”
Salmo 36:9 “En tu luz veremos la luz”
13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.
 14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.

8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.

Jn. 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, jamás andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”

Salmos 119:105  Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.

Salmos 119:130 La exposición de tus palabras alumbra.

Mateo 5:14: Vosotros sois la luz del mundo.

A pesar que hay versículos, en la Biblia, que hablan sobre el hacerse un examen interior, como 1 Co. 11:28 y 2 Co. 13:5 que se refieren a casos puntuales y Hag. 1:5, 7 que se refiere a un examen externo. El Señor no está en contra a llegar de conocerse a sí mismos, pero quiere que evitemos que nosotros, que tenemos un corazón perverso, lo hagamos, como manifiesta en Jer: 17:9 que dice:
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
El motivo es simple y es fundamental entenderlo. En un auto análisis, debido que no tenemos la luz de Dios resplandeciendo completamente nuestro corazón, podríamos a llegar a falsas conclusiones. Si las conclusiones subjetivas nos favorecen, podríamos vivir una falsa seguridad. Si nos desfavorecen podríamos hundirnos en la desesperación.
El Señor quiere evitar que tengamos conclusiones subjetivas sobre nosotros mismos y el salmista propone otro camino más seguro y objetivo. El pide al Señor ser examinado y probado por Él, para que podamos ver nuestra exacta situación espiritual.
Normalmente el Señor usa hijos de Dios que están bajo la luz del Espíritu, a nuestro alrededor, para que estos, nos hagan ver, nuestra miserable actitud de vanagloria. También puede usar el medio ambiente donde vivimos, mediante libros, películas, documentales y más importante la misma Biblia. Una situación inesperada, puede tener detrás, la luz del Señor, que puede hacer resplandecer nuestro corazón. Sobre todo el Espíritu, desea hacernos ver nuestra situación, para que entendamos, cuanto más necesitamos de la vida de Cristo en nosotros.
Si nosotros nos examinamos a nosotros mismos, este examen se queda en un nivel intelectual. Si dejamos al Señor que nos ilumine y pruebe, esta prueba será nuestra experiencia personal, y esta luz nos afectará directamente a nuestro corazón.
Conozco directamente a personas que tienen miedo de pedir al Señor que los examines. Esto es porqué saben, que un examen del Señor, le puede costar muy caro. Todos ellos se resisten a pedir con suplica la intervención Divina en sus vidas. Saben que si Dios los examina, Él pondrá en evidencia, y con exactitud, todas sus faltas mediante pruebas a veces muy dolorosas. 
Él conoce el más íntimo de nuestro corazón, nuestro espíritu, alma, mente, voluntad, emociones, sentimientos y nuestra consciencia. Él puede percibir nuestros más velados problemas espirituales, que nunca podríamos descubrir con nuestra mente, y desea llevarlo a la superficie mediante su luz para que los experimentemos íntimamente.
Nuestra evaluación natural, debido que es subjetiva puede fallar, cuando pensamos que somos buenos, Él Espíritu puede pensar de manera diferente, y cuando pensamos que somos malos, también Él puede pensar de manera diferente.
Solo lo que el Espíritu pone en evidencia, es la verdad objetiva y esto siempre sucede cuando le permitimos que pueda obrar en nosotros. Podemos pensar que esta u otra persona, no tienen el derecho de evidenciarnos en esto y en aquel asunto, pero la verdad es, que el Señor lo permite, para que su luz ilumine nuestro corazón, para que entendemos en nuestra experiencia, todo lo que necesita ser quitado de nuestro corazón. En las tinieblas experimentamos las pruebas, sigue la luz y a la luz y cuando nuestra voluntad equipara la voluntad del Espíritu entonces tendremos el poder de salir desde las tinieblas a la luz. Más que quitamos de nuestro corazón de nuestra vida natural, más la vida del Espíritu puede penetrar en nuestro corazón.  
Hay millones y millones de personas que están viviendo una vida sin querer quitar nada de lo que el Espíritu le pone en evidencia, estas, tendrán una vida espiritual estéril.
Hay miles y miles de persona que están atenta a las direcciones del Espíritu y estas pueden progresar desde niños en Cristo, a huiós de Dios, y de huiós de Dios a huiós consagrados que crecen y producen fruto.
El Señor, mediante evidenciar situaciones en nuestra experiencia personal, permite que llegamos a conocer todas las verdades que están escondidas en nuestro corazón y que procedamos a eliminarlas. Es su luz la que nos revela la verdad sobre nosotros mismo y su poder hace que actuemos.
En Salmos 36:9 dice: “En tu luz veremos la luz”
La primera luz, de este versículo, enfatiza que es la luz de Dios la que puede poner en evidencia nuestro corazón. La segunda luz nos dice que debido a esta luz Divina podremos ver la realidad de nuestro corazón. Vivir bajo la luz del Espíritu, es ser iluminado por el Espíritu, y nuestro corazón, es puesto en evidencia. Así no se trata del vecino que no dice esto y aquello, es la revelación que Dios nos hace directamente, en nuestro corazón cuando tenemos fallado una prueba. Muchas veces se trata de situaciones negativas, otras de situaciones que tienen una semblanza objetividad. Su luz resplandece sobre nuestros asuntos y nos revela lo que Dios quiere que veamos y dejemos. A veces luchamos en contra al viento intentando preservar lo que tenemos que dejar. Es por esto que el apóstol Pablo dice en la epístola de Efesio:
13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.
 14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.

En nuestra vida hacemos muchas obras que consideramos buenas y espirituales, pero cuando son expuestas por la luz del Espíritu, encontramos restos de nuestra vanagloria en ellas, y la luz las cataloga como leño, heno y hoscarasca. A todas estas obras, el Señor la evidencia para que la dejemos atrás. Ciertamente pensamos que somos mejores que otros, pero cuando dejamos a la Luz del Espíritu iluminarnos, vemos en seguida nuestra verdadera condición. Cuando consideramos todas las obras que hemos hecho, a la luz del Espíritu, es entonces, que conoceremos como obró nuestro corazón, y la luz pura de  Espíritu, nos revelará cuan poco la vida de Cristo penetró en nuestro hombre exterior y cuanto más necesitamos de Él en nuestra vida.

No debemos examinarnos, y después informar al Señor nuestras faltas, más bien, bajo la iluminación de la luz del Espíritu podemos ver nuestros verdaderos fallos, y tenemos la oportunidad de confesarlos y hacer una adecuada restitución y eliminarlas de nuestras vida por una voluntad  sumisa al Espíritu.
El conocimiento de nuestro corazón, no depende de nuestra análisis subjetiva, más de la pura luz del Espíritu que nos revela nuestra verdadera situación. Cuando el Señor nos ilumina, también nos da una salida para que podemos actuar en su conformidad. Es muy fácil saber si estas recibiendo la luz del Espíritu. Si ves en ti, unas multitudes de comportamientos que tienes que desechar, sabe que allí, está la luz del Espíritu, que te está revelando, lo que tu voluntad tiene que llevar a cabo mediante una oportunidad, que su poder, te presenta en tu corazón si es puro delante de Él.
Si tu situación no es la de humildad y mansedumbre, entonces tu situación será más difícil para resolver, verás el problema, más no tendrás fuerzas para superarlo.
Si ves tu comportamiento como correcto, probablemente está apartado de la Luz, y no hay posibilidad de avanzar espiritualmente. En tu corazón está reinando la vanagloria y tu voluntad no está sumisa al Espíritu. Al hombre le gusta poder dormir, y al dormir no puede ver la luz del Espíritu. Si usamos nuestra mente para analizarnos, y buscar soluciones, lo inevitable, no será desechar las obras que estamos haciendo, lo inevitable será intentar de encubrirlas, con todos los medios, y el resultado será mantenernos en ellas, sin poder dejarlas.
Solo cuando la luz del Espíritu, pone en evidencia nuestros errores, y tenemos una actitud humilde y mansa, no tenemos otra opción de admitirlo, confesarlos, aportar restauración y cambiar nuestro comportamiento con la ayuda del Espíritu. Nuestro análisis personal, deja intacta nuestra vanagloria, pero la luz del Espíritu resalta nuestra vanagloria y hace posible un verdadero cambio.
Antes de la cruz, el hombre no puede ver su real situación. A él le parece que su comportamiento es correcto, no es diferente del resto del mundo. Es solo cuando la luz del Espíritu lo ilumina, que se da cuenta de su situación. Así al que está antes de la cruz no tenemos que amonestarlo, más pedir al Espíritu que lo ilumine. Sólo la luz del Espíritu, puede hacer que el hombre vea su verdadera condición y desear un cambio.
La diferencia entre un niño en Cristo y un huiós de Dios, es que el primero piensa que puede seguir al Señor con fidelidad. Un ejemplo de esto fue cuando Moisés propuse el Pacto a los Israelitas, todos ellos dijeron: ‘Todo lo que Jehová ha dicho, haremos.’ ¿Lo hicieron? Ciertamente que no. Esto pasó porque la luz del Espíritu no los estaba iluminando, y todos ellos se veían capaces de hacer lo que el Señor le pedía.
No pasa esto cuando la luz del Espíritu está permanentemente sobre un huiós de Dios. El huiós que crece, y está produciendo fruto, está constantemente desechando lo que el Espíritu le revela que tiene que desechar, por esto crece, porqué permite a la vida de Cristo entrar más y más en su corazón.

Hay una diferencia abismal entre conocimiento y luz. El conocimiento no es luz y la luz no es conocimiento. Estos son dos factores irreconciliables.
La luz es objetiva. El conocimiento es subjetivo.
La luz está relacionada con la verdad. El conocimiento está relacionado con la apariencia y la vanagloria.
La luz produce un efecto espiritual. El conocimiento produce un efecto natural.
La luz Divina está en el Espíritu. El conocimiento está en la mente del hombre.
La luz del Espíritu nunca olvida la verdad. El conocimiento mengua, y pierde su poder.
La luz nunca engaña. El conocimiento es traicionero.
La luz está relacionada como ve Dios un cierto asunto. El conocimiento lo ve como el hombre natural lo ve.
Una persona puede estar llena de conocimiento bíblico y no tener luz espiritual en su corazón por falta de humildad y mansedumbre.
La biblia dice que el conocimiento envanece.  Pero cuando la luz Divina brilla en el corazón del hombre, no lo envanece, sino que lo conduce a censurarse a sí mismo, a arrepentirse espiritualmente de sus hechos pasados, a detestar su carne y a suplicar de todo corazón a Dios que lo ayude a librarse de su inmundicia y al fin de cambiar su curso vanaglorioso.

El espíritu es luz, y cuando no se acerca, somos iluminados por su luz. El hombre en general siempre piensa que está bien, y lo que hace, que es perfectamente normal.  Cuando el Espíritu se acerca con Su luz, de repente cambiamos de idea, y podemos ver lo corruptos que somos en todo lo que hacemos. Esto es debido que nuestra ética no tiene nada que ver con la ética del Espíritu y que nuestra voluntad no es la voluntad pura del Espíritu.

De la misma manera que el Espíritu es luz y que Cristo es luz, la palabra que nos dejó, también es luz. Así que no tenemos que seguir nuestros sentimientos y emociones o nuestra mente para determinar que algo está bien o está mal. Tenemos que comprobarlo a la luz de pura Palabra, que el Espíritu nos ha dejado, como lo expone el Salmista: ‘Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino’. Solo la pura Luz, puede poner en evidencia nuestra verdadera condición espiritual en la situación que estamos viviendo.

No solo el Espíritu, Cristo, la palabra son la pura Luz, mas también los hijos de Dios, son luz, como nos expone el evangelio de Mateo que dice: “Vosotros sois la luz del mundo”. Sea los niños en Cristo sea los huiós de Dios pueden reproducir la luz del Espíritu en nosotros para que esta luz pueda ser recibida en el mundo.
Es por esto motivo que a veces cuando hablamos a un hijo que se encuentra en debilidad, este tiene un cierto temor de nosotros. Cuando un huiós de Dios, está bajo la luz del Espíritu, puede redargüir de pecado al más débil y este último se puede sentir atacado.
Es cuando el hijo débil, teme ser expuesto por el que está en la luz, e intenta a separarse de él debido a su vanagloria o a su vergüenza.
Es por esto, que en nuestras iglesias, se forman las pandillas de los débiles, que se unen en contra de los que tiene la Luz, con el motivo de protegerse los unos de los otros. Los débiles saben reconocer la Luz en otro hermano, pero la rechazan por orgullo, y falta de humildad y mansedumbre, fragmentando así la iglesia, que el Espíritu intenta unir y hacer progresar. En esta situación nada humanamente posible se puede hacer.
No sirven los buenos sermones, no sirven las buenas palabras, no sirven las amonestaciones, nada sirve al hermano que se encuentra en debilidad. Él siempre procura ocultarse en sus tinieblas como hizo Adán.
La única solución, es que se le acerque la luz del Espíritu, solo y únicamente esta puede producir el milagro. Pero sabemos, que el Espíritu no espera de manera indefinida. Para que el hermano se arrepienta, hay un tiempo, y después de este tiempo el labrador pasa y corta el pámpano seco, y este hermano entrará en el cielo, solo como por el fuego.
Estos son cortados del nuevo hombre y serán inútiles por la iglesia. Solo serán los invitados en la boda del Cordero, no podrán hacer parte de la novia de Cristo nunca en la eternidad podrán servir a Yahweh cara a cara, solo podrán servir en el ‘atrio’ del reino de los cielos, y jamás, en el lugar Santísimo.
Tal vez hoy, todavía puede haber arrepentimiento espiritual en esta tierra, pero en el cielo será imposible.
No engañémonos a nosotros mismos, cuando un excelente mensaje estimula nuestras emociones, cuando somos conmovido en nuestros sentimientos por un versículo, o excitados con unos cantos enternecedores, o cuando nos estremecemos por el derramar de unas lágrimas profusas, o por otras razones naturales, y pensamos que todo esto hace posible el verdadero arrepentimiento y avivamiento espiritual.
El elemento indispensable para progresar, es la luz Divina, la luz que Dios emana mediante el Espíritu y nos hace ver lo miserables que somos. Todo lo natural es vanidad y tiene que ser desechado. El mundo, está saturado por este cáncer mortal que el Espíritu trata de extirpar.
El Salmista proclamó al Señor el deseo de su voluntad, ‘Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno’. 
Solo cuando nuestra voluntad iguala a la voluntad pura del Espíritu, solo cuando el Espíritu se mueve y se te acerca y provee a hacerte ver en tu experiencia lo que eres en verdad, hay esperanza de progresar. Todos los huiós de Dios están pasando por estos enseñamientos cada día, y no puede ser diferente. Ciertamente pasarás por situaciones trágicas y tendrá que dejar mucho de tu vida natural atrás, pero como dijo Pablo en Romanos 8:18:

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

Nuestra esperanza es gloriosa, pero dejamos en pensar en la seguridad, de lo que seguramente tendrá que venir, y perseguimos en tener nuestros ojos fijos en Cristo, para que su luz nos pueda iluminar en todo momento en esta vida, para conocer en cada momento la verdad, y la verdad nos hará libres.

¿QUE TE PARECE Y QUE PIENSA HACER AL RESPECTO?

Armando Zanolla

Berlín el 27 de enero del 2013

Revisado el 28 de enero del 2013