YAHWEH IS SENDING
YEHOSHUA AGAIN.
He will establish the Kingdom
of God in this world.
ARE YOU READY???
"Carta abierta de Armando Zanolla"
"Carta abierta de Armando Zanolla"
EXAMINAME, OH DIOS - doki,maso,n me o` qeo,j
LECTURAS BIBLICAS: Salmos 26:2; 139:23,
24ª; 36:9; Ef. 5:13-14; Ex. 19:8; Juan 8:12;
Salmos 26:2: “Escudríñame, oh Jehová,
y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”.
Salmos 139:23, 24a: “Examíname, oh
Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en
mí camino de perversidad”
Salmo 36:9 “En tu luz veremos la luz”
13 Mas todas las cosas, cuando son
puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo
que manifiesta todo.
14 Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.
8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo
lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del
pueblo.
Jn. 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy
la luz del mundo; el que me sigue, jamás andará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida”
Salmos 119:105 Lámpara es a mis pies tu
palabra, y lumbrera a mi camino.
Salmos 119:130 La exposición de tus palabras
alumbra.
Mateo 5:14: Vosotros sois la luz del mundo.
A pesar que hay versículos, en la
Biblia, que hablan sobre el hacerse un examen interior, como 1 Co. 11:28 y
2 Co. 13:5 que se refieren a casos puntuales y Hag. 1:5, 7 que se
refiere a un examen externo. El Señor no está en contra a llegar de conocerse a
sí mismos, pero quiere que evitemos que nosotros, que tenemos un corazón
perverso, lo hagamos, como manifiesta en Jer: 17:9 que dice:
“Engañoso es el corazón más que todas
las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
El motivo es simple y es fundamental
entenderlo. En un auto análisis, debido que no tenemos la luz de Dios
resplandeciendo completamente nuestro corazón, podríamos a llegar a falsas
conclusiones. Si las conclusiones subjetivas nos favorecen, podríamos vivir una
falsa seguridad. Si nos desfavorecen podríamos hundirnos en la desesperación.
El Señor quiere evitar que tengamos
conclusiones subjetivas sobre nosotros mismos y el salmista propone otro camino
más seguro y objetivo. El pide al Señor ser examinado y probado por Él, para
que podamos ver nuestra exacta situación espiritual.
Normalmente el Señor usa hijos de Dios
que están bajo la luz del Espíritu, a nuestro alrededor, para que estos, nos
hagan ver, nuestra miserable actitud de vanagloria. También puede usar el medio
ambiente donde vivimos, mediante libros, películas, documentales y más
importante la misma Biblia. Una situación inesperada, puede tener detrás, la
luz del Señor, que puede hacer resplandecer nuestro corazón. Sobre todo el
Espíritu, desea hacernos ver nuestra situación, para que entendamos, cuanto más
necesitamos de la vida de Cristo en nosotros.
Si nosotros nos examinamos a nosotros
mismos, este examen se queda en un nivel intelectual. Si dejamos al Señor que
nos ilumine y pruebe, esta prueba será nuestra experiencia personal, y esta luz
nos afectará directamente a nuestro corazón.
Conozco directamente a personas que
tienen miedo de pedir al Señor que los examines. Esto es porqué saben, que un
examen del Señor, le puede costar muy caro. Todos ellos se resisten a pedir con
suplica la intervención Divina en sus vidas. Saben que si Dios los examina, Él
pondrá en evidencia, y con exactitud, todas sus
faltas mediante pruebas a veces muy dolorosas.
Él conoce el más íntimo de nuestro
corazón, nuestro espíritu, alma, mente, voluntad, emociones, sentimientos
y nuestra consciencia. Él puede percibir nuestros más velados problemas
espirituales, que nunca podríamos descubrir con nuestra mente, y desea llevarlo
a la superficie mediante su luz para que los experimentemos íntimamente.
Nuestra evaluación natural, debido que
es subjetiva puede fallar, cuando pensamos que somos buenos, Él Espíritu puede
pensar de manera diferente, y cuando pensamos que somos malos, también Él puede
pensar de manera diferente.
Solo lo que el Espíritu pone en
evidencia, es la verdad objetiva y esto siempre sucede cuando le permitimos que
pueda obrar en nosotros. Podemos pensar que esta u otra persona, no tienen el
derecho de evidenciarnos en esto y en aquel asunto, pero la verdad es, que el
Señor lo permite, para que su luz ilumine nuestro corazón, para que entendemos
en nuestra experiencia, todo lo que necesita ser quitado de nuestro corazón. En
las tinieblas experimentamos las pruebas, sigue la luz y a la luz y cuando
nuestra voluntad equipara la voluntad del Espíritu entonces tendremos el poder
de salir desde las tinieblas a la luz. Más que quitamos de nuestro corazón de
nuestra vida natural, más la vida del Espíritu puede penetrar en nuestro
corazón.
Hay millones y millones de personas que
están viviendo una vida sin querer quitar nada de lo que el Espíritu le pone en
evidencia, estas, tendrán una vida espiritual estéril.
Hay miles y miles de persona que están
atenta a las direcciones del Espíritu y estas pueden progresar desde niños en
Cristo, a huiós de Dios, y de huiós de Dios a huiós consagrados que crecen y
producen fruto.
El Señor, mediante evidenciar
situaciones en nuestra experiencia personal, permite que llegamos a conocer
todas las verdades que están escondidas en nuestro corazón y que procedamos a
eliminarlas. Es su luz la que nos revela la verdad sobre nosotros mismo y su
poder hace que actuemos.
En Salmos 36:9 dice: “En tu luz
veremos la luz”
La primera luz, de este versículo,
enfatiza que es la luz de Dios la que puede poner en evidencia nuestro corazón.
La segunda luz nos dice que debido a esta luz Divina podremos ver la realidad
de nuestro corazón. Vivir bajo la luz del Espíritu, es ser iluminado por el
Espíritu, y nuestro corazón, es puesto en evidencia. Así no se trata del vecino
que no dice esto y aquello, es la revelación que Dios nos hace directamente, en
nuestro corazón cuando tenemos fallado una prueba. Muchas veces se trata de
situaciones negativas, otras de situaciones que tienen una semblanza
objetividad. Su luz resplandece sobre nuestros asuntos y nos revela lo que Dios
quiere que veamos y dejemos. A veces luchamos en contra al viento intentando
preservar lo que tenemos que dejar. Es por esto que el apóstol Pablo dice en la
epístola de Efesio:
13 Mas todas las cosas, cuando son
puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo
que manifiesta todo.
14 Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.
En nuestra vida hacemos muchas obras que
consideramos buenas y espirituales, pero cuando son expuestas por la luz del
Espíritu, encontramos restos de nuestra vanagloria en ellas, y la luz las
cataloga como leño, heno y hoscarasca. A todas estas obras, el Señor la
evidencia para que la dejemos atrás. Ciertamente pensamos que somos
mejores que otros, pero cuando dejamos a la Luz del Espíritu iluminarnos,
vemos en seguida nuestra verdadera condición. Cuando consideramos todas las
obras que hemos hecho, a la luz del Espíritu, es entonces, que conoceremos como
obró nuestro corazón, y la luz pura de Espíritu, nos revelará cuan
poco la vida de Cristo penetró en nuestro hombre exterior y cuanto más
necesitamos de Él en nuestra vida.
No debemos examinarnos, y después
informar al Señor nuestras faltas, más bien, bajo la iluminación de la luz del
Espíritu podemos ver nuestros verdaderos fallos, y tenemos la oportunidad de
confesarlos y hacer una adecuada restitución y eliminarlas de nuestras vida por
una voluntad sumisa al Espíritu.
El conocimiento de nuestro corazón, no
depende de nuestra análisis subjetiva, más de la pura luz del Espíritu que nos
revela nuestra verdadera situación. Cuando el Señor nos ilumina, también nos da
una salida para que podemos actuar en su conformidad. Es muy fácil saber si
estas recibiendo la luz del Espíritu. Si ves en ti, unas multitudes de
comportamientos que tienes que desechar, sabe que allí, está la luz del
Espíritu, que te está revelando, lo que tu voluntad tiene que llevar a cabo
mediante una oportunidad, que su poder, te presenta en tu corazón si es puro
delante de Él.
Si tu situación no es la de humildad y
mansedumbre, entonces tu situación será más difícil para resolver, verás el
problema, más no tendrás fuerzas para superarlo.
Si ves tu comportamiento como correcto,
probablemente está apartado de la Luz, y no hay posibilidad de avanzar
espiritualmente. En tu corazón está reinando la vanagloria y tu voluntad no
está sumisa al Espíritu. Al hombre le gusta poder dormir, y al dormir no puede
ver la luz del Espíritu. Si usamos nuestra mente para analizarnos, y buscar
soluciones, lo inevitable, no será desechar las obras que estamos haciendo, lo
inevitable será intentar de encubrirlas, con todos los medios, y el resultado
será mantenernos en ellas, sin poder dejarlas.
Solo cuando la luz del Espíritu, pone en
evidencia nuestros errores, y tenemos una actitud humilde y mansa, no tenemos
otra opción de admitirlo, confesarlos, aportar restauración y cambiar nuestro
comportamiento con la ayuda del Espíritu. Nuestro análisis personal, deja
intacta nuestra vanagloria, pero la luz del Espíritu resalta nuestra vanagloria
y hace posible un verdadero cambio.
Antes de la cruz, el hombre no puede ver
su real situación. A él le parece que su comportamiento es correcto, no es
diferente del resto del mundo. Es solo cuando la luz del Espíritu lo ilumina,
que se da cuenta de su situación. Así al que está antes de la cruz no tenemos
que amonestarlo, más pedir al Espíritu que lo ilumine. Sólo la luz del
Espíritu, puede hacer que el hombre vea su verdadera condición y desear un
cambio.
La diferencia entre un niño en Cristo y
un huiós de Dios, es que el primero piensa que puede seguir al Señor con
fidelidad. Un ejemplo de esto fue cuando Moisés propuse el Pacto a los
Israelitas, todos ellos dijeron: ‘Todo lo que Jehová
ha dicho, haremos.’ ¿Lo hicieron? Ciertamente que no. Esto
pasó porque la luz del Espíritu no los estaba iluminando, y todos ellos se
veían capaces de hacer lo que el Señor le pedía.
No pasa esto cuando la luz del Espíritu
está permanentemente sobre un huiós de Dios. El huiós que crece, y está
produciendo fruto, está constantemente desechando lo que el Espíritu le revela
que tiene que desechar, por esto crece, porqué permite a la vida de Cristo
entrar más y más en su corazón.
Hay una diferencia abismal entre
conocimiento y luz. El conocimiento no es luz y la luz no es conocimiento.
Estos son dos factores irreconciliables.
La luz es objetiva. El conocimiento es
subjetivo.
La luz está relacionada con la verdad.
El conocimiento está relacionado con la apariencia y la vanagloria.
La luz produce un efecto espiritual. El
conocimiento produce un efecto natural.
La luz Divina está en el Espíritu. El
conocimiento está en la mente del hombre.
La luz del Espíritu nunca olvida la
verdad. El conocimiento mengua, y pierde su poder.
La luz nunca engaña. El conocimiento es
traicionero.
La luz está relacionada como ve Dios un
cierto asunto. El conocimiento lo ve como el hombre natural lo ve.
Una persona puede estar llena de
conocimiento bíblico y no tener luz espiritual en su corazón por falta de
humildad y mansedumbre.
La biblia dice que el conocimiento
envanece. Pero cuando la luz Divina
brilla en el corazón del hombre, no lo envanece, sino que lo conduce a
censurarse a sí mismo, a arrepentirse espiritualmente de sus hechos pasados, a
detestar su carne y a suplicar de todo corazón a Dios que lo ayude a librarse
de su inmundicia y al fin de cambiar su curso vanaglorioso.
El espíritu es luz, y cuando no se
acerca, somos iluminados por su luz. El hombre en general siempre piensa que
está bien, y lo que hace, que es perfectamente normal. Cuando el
Espíritu se acerca con Su luz, de repente cambiamos de idea, y podemos ver lo
corruptos que somos en todo lo que hacemos. Esto es debido que nuestra ética no
tiene nada que ver con la ética del Espíritu y que nuestra voluntad no es la
voluntad pura del Espíritu.
De la misma manera que el Espíritu es
luz y que Cristo es luz, la palabra que nos dejó, también es luz. Así que no
tenemos que seguir nuestros sentimientos y emociones o nuestra mente para
determinar que algo está bien o está mal. Tenemos que comprobarlo a la luz de
pura Palabra, que el Espíritu nos ha dejado, como lo expone el Salmista: ‘Lámpara
es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino’.
Solo la pura Luz, puede poner en evidencia nuestra verdadera condición
espiritual en la situación que estamos viviendo.
No solo el Espíritu, Cristo, la palabra
son la pura Luz, mas también los hijos de Dios, son luz, como nos expone el
evangelio de Mateo que dice: “Vosotros sois la
luz del mundo”. Sea los niños en Cristo sea los
huiós de Dios pueden reproducir la luz del Espíritu en nosotros para que esta
luz pueda ser recibida en el mundo.
Es por esto motivo que a veces cuando
hablamos a un hijo que se encuentra en debilidad, este tiene un cierto temor de
nosotros. Cuando un huiós de Dios, está bajo la luz del Espíritu,
puede redargüir de pecado al más débil y este último se puede sentir
atacado.
Es cuando el hijo débil, teme ser
expuesto por el que está en la luz, e intenta a separarse de él debido a su
vanagloria o a su vergüenza.
Es por esto, que en nuestras iglesias,
se forman las pandillas de los débiles, que se unen en contra
de los que tiene la Luz, con el motivo de protegerse los unos de los
otros. Los débiles saben reconocer la Luz en otro hermano, pero la rechazan por
orgullo, y falta de humildad y mansedumbre, fragmentando así la iglesia, que el
Espíritu intenta unir y hacer progresar. En esta situación nada humanamente
posible se puede hacer.
No sirven los buenos sermones, no sirven
las buenas palabras, no sirven las amonestaciones, nada sirve al hermano que se
encuentra en debilidad. Él siempre procura ocultarse en sus tinieblas como hizo
Adán.
La única solución, es que se le acerque
la luz del Espíritu, solo y únicamente esta puede producir el milagro. Pero
sabemos, que el Espíritu no espera de manera indefinida. Para que el hermano se
arrepienta, hay un tiempo, y después de este tiempo el labrador pasa y corta el
pámpano seco, y este hermano entrará en el cielo, solo como por el fuego.
Estos son cortados del nuevo hombre y
serán inútiles por la iglesia. Solo serán los invitados en la boda del Cordero,
no podrán hacer parte de la novia de Cristo nunca en la eternidad podrán servir
a Yahweh cara a cara, solo podrán servir en el ‘atrio’ del reino de los cielos,
y jamás, en el lugar Santísimo.
Tal vez hoy, todavía puede haber
arrepentimiento espiritual en esta tierra, pero en el cielo será imposible.
No engañémonos a nosotros mismos,
cuando un excelente mensaje estimula nuestras emociones, cuando somos
conmovido en nuestros sentimientos por un versículo, o excitados con unos
cantos enternecedores, o cuando nos estremecemos por el derramar de unas lágrimas
profusas, o por otras razones naturales, y pensamos que todo esto hace posible
el verdadero arrepentimiento y avivamiento espiritual.
El elemento indispensable para
progresar, es la luz Divina, la luz que Dios emana mediante el Espíritu y nos
hace ver lo miserables que somos. Todo lo natural es vanidad y tiene que ser
desechado. El mundo, está saturado por este cáncer mortal que el Espíritu
trata de extirpar.
El Salmista proclamó al Señor el deseo
de su voluntad, ‘Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y
guíame en el camino eterno’.
Solo cuando nuestra voluntad iguala a la
voluntad pura del Espíritu, solo cuando el Espíritu se mueve y se te acerca y
provee a hacerte ver en tu experiencia lo que eres en verdad, hay esperanza de
progresar. Todos los huiós de Dios están pasando por estos enseñamientos cada
día, y no puede ser diferente. Ciertamente pasarás por situaciones trágicas y
tendrá que dejar mucho de tu vida natural atrás, pero como dijo Pablo en
Romanos 8:18:
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha
de manifestarse.
Nuestra esperanza es gloriosa, pero
dejamos en pensar en la seguridad, de lo que seguramente tendrá que venir, y
perseguimos en tener nuestros ojos fijos en Cristo, para que su luz nos pueda
iluminar en todo momento en esta vida, para conocer en cada momento la verdad,
y la verdad nos hará libres.
¿QUE TE PARECE Y QUE PIENSA HACER AL
RESPECTO?
Armando Zanolla
Berlín el 27 de enero del 2013
Revisado el 28 de enero del 2013