jueves, 3 de abril de 2014

INTERNATIONAL BAPTIST CHURCH in Costa Rica-LA LUZ Y LA VIDA DE CRISTO EN EL NUEVO CORAZÓN

YAHWEH IS SENDING 

YEHOSHUA AGAIN.

He will establish the Kingdom

 of God in this world.

ARE YOU READY???

'UNA CARTA ABIERTA'

LA LUZ Y LA VIDA DE CRISTO EN EL NUEVO CORAZÓN

LECTURAS BÍBLICAS:

Santiago 1:18 “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.”

Romanos 3:24 “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,”

Romanos 6:6 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.”

Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

Gálatas 6:14  “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.”

Gálatas 5:24 “Pero los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias”

Gálatas 4:5 “para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la filiación de huiós.”

Romanos 6:11 “Así también vosotros, consideraos muertos al pecado”

Apocalisis 21:11 “Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.”

Efesio 4:13 “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;”

Ya antes de la cruz, el Espíritu de Dios, comienza a iluminar al corazón natural del hombre, para que este pueda aceptar su realidad, y desear una intervención Divina, para que la meta del Espíritu se haga evidente en su experiencia, y en este mundo. Desde el momento que la Luz de Cristo, ilumina un corazón, este comienza a tener un conflicto entre lo que le hace ver el Espíritu, y lo que tiene en su corazón. Estos conflictos se hacen mayores, desde el momento de ser separado del sistema del mundo (Gal. 6:14),  y ser insertado en el Nuevo Hombre (Santiago 1:18).
Desde el momento de ser insertado en el Nuevo Hombre, el Espíritu, no solo sigue iluminando más y más al corazón, más la Vida de Cristo procesado, toma primeramente posesión del Espíritu y después comienza su camino en todo el resto del corazón del Nuevo Hombre, esperando una nueva respuesta, a consecuencia de la Luz y Vida Divina, que está en él.
La Luz del Espíritu, y la Vida de Cristo procesado, difieren sustancialmente de la vida natural del corazón del hombre, y es por esto motivo, que la Nueva Criatura, experimenta unos conflictos titánicos en su Vida experimental, en contacto con el Espíritu.
El Espíritu trabaja, en la consciencia del hombre, siempre y sin cesar, para poner en evidencia todo lo que Él retiene incompatible con la Vida de Cristo procesado, para que la voluntad del Nuevo Corazón, pueda desechar lo que debe ser desechado.
Cuando esto pasa, el corazón deja campo, a la Vida de Cristo procesado de progresar,  para que esta Vida, pueda penetrar más y más en todo su Nuevo Corazón, con el fin de lavarlo y regenerarlo, para que la Vida de Cristo procesado pueda ser formada en él.
Cristo, hizo todo esto ya efectivo en la cruz, pero el Nuevo Corazón tiene que experimentarlo por la fe, en su propia Vida diaria.
La meta más inmediata del Espíritu, es tener Cristo procesado formado experimentalmente en el Nuevo Corazón, en todas sus partes, y llegar así a ser considerado un Glorioso huiós de Dios, desde el momento de recibir formalmente la huiothesia, para que subsecuentemente este Nuevo  Corazón, pueda crecer y producir el precioso fruto del Espíritu y terminar su carrera hasta el fin.
Pero en este camino, no todo es maravilloso y fantástico, todo lo contrario. Para llegar a tener resultados, el Espíritu tiene la necesidad de literalmente derrocar, destruir, devastar, aplastar, humillar,  en toda forma y manera, todas las partes del corazón natural, para que después de ser desechada toda vanidad, la Vida de Cristo Procesado, pueda tomar posesión del corazón natural, hasta ser formado en él, y poder asumir el liderazgo que le corresponde.
Esta labor Espiritual, es ejecutada por pasos, de manera progresiva, y en el modo más amoroso posible. Esto no quita, que para cambiar el Nuevo Corazón, primero este, tiene que ser puesto en evidencia, mediante hechos concretos, de su extrema facilidad, de producir presunción y vanagloria en todas sus acciones, que provocan situaciones muy dolorosas.
Este es el trabajo de la Luz, exponer, exhibir y llevar a la superficie, cuanto depravado y corrupto es el viejo corazón natural, para que mediante la fe y la voluntad del niño en Cristo en sumisión, pueda hacer posible que la Vida de Cristo procesado, entre en él hasta a poder formarse. Pero esta no se forma como por un arte mágico, se forma cuando El Espíritu, nos enseña lo que tenemos que desechar y nos enseña lo que es necesario hacer. Él desea que actuemos en una forma muy específica,  según como Él tiene tratado cierto asunto.
Cuando esto pasa, el corazón natural, enseguida comienza a aportar todas unas multitudes de argumentos, para no seguir el camino que el Espíritu propone, y seguir lo que la carne ve natural seguir.
Pero solo los caminos del Espíritu son los exactamente correctos para nosotros, y si queremos evitar seguir sus dictamen, esto solo agravará nuestra situación.
Tal vez pensamos que el Señor necesita consejeros, que lo ayuden como ver y hacer ciertas cosas, pero Él no necesita a nadie, que le proponga lo que Él se ha propuesto de hacer, y siempre actúa según Su propósito y Su determinación, que es la sola, que puede producir resultados en nosotros.
Es por esto, que Él nos hace pasar por ciertas circunstancias y no por otras, que a lo mejor, vemos más convenientes. No solo tenemos que someternos en humildad y mansedumbre a todo lo que Él tiene determinado, es necesario que lo adoremos por todas las tribulaciones que estamos pasando, debido que son el efecto de nuestra vanidad que Él quiere extirpar de nuestro corazón.
Cuando nos sometemos a la Luz, haciendo lo que tenemos que hacer, es entonces que no solo tenemos visto su Luz, más también estamos haciendo Su voluntad.
Todos los niños en Cristo y los huiós del Espíritu de Dios, piden sin cesar, que el Señor trasforme todo su corazón, pero cuando el Señor hace algo al respecto, en vez de adorarlo y darle la gracia, se deprimen y piensan que no es justo que les pase lo que le está pasando.
No solo tenemos que adorar a Dios cuando debido a una oración, Él responde. También tenemos que adorarlo, cuando Él usa las circunstancia de la vida, para que veamos su voluntad y que nuestra voluntad sumisa a la suya, las haga.
Adorar a Dios, es manifestar su Gloria en lo que hacemos. Adorarle es equivalente de someterse a Él con humildad y mansedumbre. Es decir: ‘Señor sé que todo lo que hace lo hace para que tome mi lugar en el nuevo hombre’.
Por esto hay siempre que adorarlo con gozo inefable, en las malas circunstancias, y en las buenas. A veces no es fácil en ciertas circunstancias, debidos que se prolongan en el tiempo, y son muy penosas, arduas y difíciles de superar. Pero se meditamos en el aspecto del tiempo, el Señor tarda en responder, debido a que nuestra vanidad, no ha sido quebrantada y humillada todo lo necesario. Mientras estamos luchando en contra a Dios, Él quiere ser nuestro líder, pero no lo hace, hasta que seamos totalmente mancillados, hasta que nuestra vanidad ha sido totalmente deshonrada, ultrajada y llevada justo delante a la Luz del Espíritu para ser trasformada.
Ser nuestro líder no significa que Él nos va a ayudar en nuestros problemas, lo que significa, que Él desea que seamos sumiso a Él en humildad y mansedumbre. Esta tiene que ser nuestra actitud y con esta actitud, Él está dispuesto a ser nuestro capitán, enseñándonos el camino y la estrategia que nos hará más que vencedores, pero no lo hará para nosotros. Solo la hará mediante la fe que tenemos trecibido.

Solo cuando la mente descubre el potencial de toda esta maldad que está en nosotros, nuestra fe y nuestra voluntad puede comenzar a tomar medidas para desechar todo lo superfluo y vano, debido que él Espíritu ya no ha enseñado el camino.

Si la Luz no expone ningún problema, la Vida experimental del hombre es estancada y la consciencia no exhibe nada indebido. El niño en Cristo, parece ser muy amoroso, paciente, bondadoso dócil, sumiso, pero se encontrará estancado sin poder progresar, y solo podrá experimentar sentimientos y emociones naturales. Su conciencia está en paz, y siente que no necesita cambiar, se siente que está perfectamente bien como está, y no siente ningún conflicto en él. Buenos sermones, buenos consejos, buenas exhortaciones, buenas admoniciones incluso leer la biblia, de nada sirve, si su consciencia dura y reseca no es iluminada por la Luz del Espíritu.
Pero cuando la Luz del espíritu, ve que la voluntad del niño en Cristo, es igual a la voluntad del Espíritu, este sabe que es hora de progresar, y la Vida de Cristo avanza…para de repente detenerse otra vez, para dejar a la Luz del Espíritu, llevar a la superficie otras facetas que su corazón tenía encubierto.
Es entonces, que otra vez, sale a la superficie toda la maldad, la perversidad, la rebeldía, el mal humor, la inmadurez, en fin todo, lo que el Espíritu decide que es tiempo de ser iluminado, lavado, regenerado y desechado.
Los niños en Cristo, y los huiós de Dios, bajo la Luz Divina, sufren constantemente altibajos en su peregrinaje terrenal. En ciertos momentos, le parece estar en la máxima cumbre de una montaña, y piensan que lo ven todo, lo saben todo y se sienten satisfechos de como son.
Pero de inmediato, pueden estar sumergidos en el más profundo del mar, llenos de depresión y angustia.
En la cima de la montaña todo parece fácil, todo es maravilloso, todo es gozo inefable. En la profundidad del mar, todo parece lento y difícil de manejar, horrible, triste vergonzoso y uno se siente profundamente abatido y desanimado. A veces parece que es posible amar, pero bajo la Luz Divina, pueden constatar, que el verdadero amor no está en ellos debido que está marchitado en su vanagloria.
Antes de la cruz, todo esto no pasaba, aquella persona todavía incrédula, se encontraba bastante estable, no sentías ningún remordimiento, todo su corazón natural estaba perfectamente bajo control. Las cosas triviales no le molestaban en absoluto. En su corazón predominaban la felicidad y la alegría y se sentía capaz de conseguir cualquiera fuese su meta. Todo dependía de él, de cuanto tenaz fuera su voluntad en conseguir todo lo que él quería.
Ahora, después de la cruz, la más mínima diferencia entre su corazón, y el del Espíritu de  Cristo, es inmediatamente iluminada por la Luz del Espíritu y condenada por su consciencia. Esta se siente sumisa a un intenso sentimiento de culpa. El niño en Cristo se siente miserable, indigno de ser considerado por sus amigos ‘un buen cristiano’. Se siente tan avergonzado de sí mismo, que muchas veces periferia ser ya muerto, siente sobre sus espaldas todo el peso de una montaña gigantesca.
Aunque nadie lo condena, su consciencia lo condena, y se siente atrapado en un profundo pozo, a veces sin poder ver una salida por mucho tiempo.
Tal sentimiento de culpa es tan abrumador, que el niño en Cristo al final, se aferra a la obra Divina a favor del hombre, la cual, puede activar su fe. Si esto pasa, puede ver mediante  la Luz Divina en él, lo que hizo Cristo en la cruz por él.
Puede ver su viejo hombre crucificado juntamente con Cristo en la cruz (Romanos 6:6). Puede verse sepultado y resucitado, hasta ascendido en los lugares celestiales  juntamente con el Espíritu de Cristo procesado, y sentado a la diestra del Espíritu del Padre.
Se siente parte activa del Nuevo Hombre, dentro un maravilloso plan Divino, establecido antes de la fundación del mundo, para él, y para la Gloria del Espíritu de Dios. 
Puesta su fe en estos hechos inviolable, puede activar su fe y su voluntad, la cual puede decidir someterse a las directivas del Espíritu, y puede decidir con firmeza, de desechar lo que el Espíritu le señala, sabiendo que el poder del Espíritu, que es la fe recibida, lo ayudará, dándole las fuerzas necesarias para escalar aun la montaña más alta y erguida, que se le pongan delante.
Sin embargo, otra vez al llegar a la cima, la felicidad que ahora le inunde todos sus sentimientos, y lo hace sentir contento y satisfecho de haber salido de este apuro, esta felicidad es muy  pasajera, nunca dura por mucho tiempo. El Espíritu es incansable en su tarea, y pronto encuentra otro tema de su interés que quiere llevar a la superficie, y el ciclo continua a esferas siempre más elevadas, sin cesar.
Se puede tal vez entender, por qué hay muchos niños en Cristo con la cara larga, y deprimidos, hundidos y desalentados. Todos ellos no entienden lo que le está pasando, solo se miran a sí mismos y se abaten. Si pusieran su mirada en lo que en verdad está haciendo el Espíritu, podrían entender como su libertad espiritual del sistema mundo costa cara, debido que hay la necesidad de eliminar la totalidad de nuestro corazón natural, empreñado por una vanidad abrumadora, si se quiere tener el Espíritu de Cristo procesado, formado en sus corazones y vivir en libertad para hacer la voluntad del Espíritu del Dios Triuno.
Así de hecho, lo que está pasando, es de hecho maravilloso, y dentro de un plan muy bien estructurado, para que el niño en Cristo, pueda ser llevado a esferas Espirituales siempre más elevadas, libre de las ataduras vanagloriosas, que proveen su yo y el mundo.
En esta situación, también es fácil entender, cómo millones de millones de niños en Cristo, ya insertados en el Nuevo Hombre, tiran la toalla, y se detienen en su progresión Espiritual. Dejan de fijar sus ojos en la obra de Cristo, pierden completamente su rumbo, se estancan, y son incapaces de seguir progresando. Todos estos son los millones de millones de “pámpanos” que se secan y el Labrador tiene que pasar para cortarlos de la Vid y quemarlos. Todos ellos tienen tantas dudas, que a veces inclusivo piensan, que nunca han pasado por la cruz de Cristo y por esto creen que nunca fueron salvados del sistema del mundo y que están totalmente perdidos y sin esperanza de salvación.
La buena noticia es que todo ellos, debido que creyeron en la obra de Cristo, ciertamente entraran en el Reino del Espíritu de Dios, pero solo como por el fuego. Ellos creyeron, pero en su experiencia se estancaron, debido a las dificultades que se le presentaban en su camino. Ya son años y años que no progresan y ya no quieren desechar nada más. Se han vueltos estériles y su corazón se ha endurecido. Les gusta ver como son y han perdido su primer amor. En la eternidad serán lo que servirán en la creación, ósea en el “atrio del templo”, pero nunca podrán servir a Dios cara a cara en el “lugar santísimo”. Perderán los privilegios de hacer parte del Nuevo Hombre, de la Esposa de Cordero y de la Nueva Jerusalén.
Por suerte, en el Olivo Cultivado, que representa el Nuevo Hombre, quedan todavía millares de millares de Vencedores, estos son los que completarán el Nuevo Hombre. Los que serán parte de la Novia del Cordero y harán parte de la Nueva Jerusalén. Son los que juntamente con el Espíritu de Cristo procesado, devolverán el Reino perdido, al Espíritu del Dios Triuno. Son los que podrán Servirlo cara a cara, por toda la eternidad. Estos son los que en su experiencia terrenal, han perdido toda su confianza en el hombre natural, lo han conocido tan íntimamente, que no están dispuestos a dejarle ningún propósito en sus Vidas.
Al mismo tiempo, por la fe, han conocido más profundamente al Espíritu y la Vida del Espíritu de Cristo procesado, y estas, ha podido ser formadas en ellos. Ya no pueden confiar en seguir ningúna normas, preceptos, dogmas o al poder de su voluntad natural, para superar las pruebas. Antes estos artificios, eran el poder de su vivir, ahora, saben muy bien, que de nada les sirvió esta voluntad natural, o este dogma o esta norma, cuando estaban en el más profundo del mar. Solo el poder de la fe pudo ayudarlos.
Hermanos y hermanas, todos lo que han pasados por la cruz de Cristo, han experimentados todos estos altos y bajos y todos lo que han perseguido el blanco hasta el final, solo lo han podido perseguir hasta el final, por la fe en la obra de Cristo.
Cristo ha crucificado nuestro corazón, en posición, en la cruz, y por esto somos salvos, y tenemos Vida Eterna. Pero para tener el privilegio de permanecer de hacer parte permanente del Nuevo Hombre, tenemos que apropiarnos de la fe y usar nuestra voluntad sumisa la Espíritu y hacer viva en nuestra experiencia la obra de Cristo, a fin de recibir la huiothesia (Gálatas 4:5).
Tenemos que dejar que la Vida del Dios Triuno, tome total posesión de nuestro Nuevo Corazón, si queremos quedarnos en el Nuevo Hombre, para la honra y Gloria del Espíritu de Cristo procesado.
Tenemos que ver nuestro viejo corazón natural, como un camino de tierra polvorosa. El Espíritu quiere pavimentarla en su totalidad. En la cruz, Él terminó esta obra, pero esta obra, tiene ahora que seguir avanzando cada día más, en nuestra experiencia diaria. Cada día las maquinarias quieren aplastar esta tierra polvorosa y la preparan para que venga el momento de poner un recubrimiento más blanco que la nieve. Poco a poco, paso a paso, el camino quedará un día, totalmente pavimentado.

El Espíritu, no puede parar, hasta que todo el camino está terminado, para que este sea útil para su propósito. Al final, todo nuestro camino estará totalmente regenerado para ser usado por el Espíritu. Su apariencia será como la  “de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal” de hecho será “de oro puro, semejante al vidrio limpio” y será “adornado con toda piedra preciosa. El primer cimiento será de jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista”.

Hermanos y hermanas, hagámonos fuertes en la fe, en el contenido de la Gracia, para que el Espíritu pueda terminar su obra en nuestro Nuevo Corazón, a lo más pronto posible, para que podamos estar listos para crecer y producir el buen Fruto, que el Señor tiene preparado para todos sus huiós.

Tenemos un solo corazón, el natural, y el Espíritu lo está lavando y regenerando en nuestra experiencia desde niños en Cristo hasta huiós de Dios, que crecen y pueden producir el Fruto Santo del Espíritu. Nosotros solo podremos hacer su voluntad, cuando andamos en el camino que ha sido hecho nuevo.
Más camino nuevo, más posibilidad de hacer Su voluntad en todos los aspectos de nuestra Vida. Cuando el Espíritu,  nos evidencia algo que tenemos que desechar, nos enseña una nueva parte de nuestro corazón donde tenemos que desechar la vanagloria que está incrustada. No es que damos un paso adelante y dos atrás. Siempre estamos progresando, a pesar que a veces nosotros pensamos que no lo estamos haciendo. Cuando hacemos una y otra vez el mismo pecado, no es que estamos estancados, es señal que esto segmento de la carretera todavía no está terminado, todavía está en obras, y las obras siempre progresan porqué el Espíritu es incansable. Un día en nuestra experiencia serán terminadas. Pero no todo se va a parar.

Hermano y hermana, un día seguramente se terminarán las obras principales y el Espíritu de Cristo procesado, será formado en nosotros, pero las obras Espirituales no pararán, podrán progresar, en el camino para la sobre edificación de todos sus cimientos más preciosos, que Él tenga determinado, y a esto se refiere el crecer en estatura (Ef. 4:13) de un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Es importante entender que no tenemos dos carreteras, solo tenemos una y esta es la que tiene que ser hecha nueva en  nuestra experiencia. Si andamos en la parte de la nueva carretera, no sentimos llenos de gozo y de felicidad, pero si nos aventuremos en las partes que todavía son polvorosas, nos encontraremos tristes y deprimidos.
La carretera polvorosa representa nuestra carne natural que todavía no ha sido regenerada en nuestra experiencia.
El nuevo camino, representa nuestra carne lavada y regenerada con el material genético del Espíritu de Cristo procesado.
No tenemos dos carreteras, una nueva y una vieja, para saltar desde una a la otra, cuando nos apetece, y acusar a Dios por seguir teniendo un corazón carnal que nunca será hecho nuevo en toda nuestra vida y que nos atrae al pecado.
Tenemos un solo corazón, y una sola carretera y esta, está constantemente en obras.

Hermanos y hermanas, necesitamos con urgencia que nuestra carretera sea hecha nueva en nuestra experiencia, y adornada con todo oro y con toda piedra preciosa.

Hermanos y hermanas, el Señor necesita huiós, y si como niños en Cristo, nos estancamos, somos inservibles para la obra del Espíritu del Dios Triuno, no desmaneamos en las pruebas, porque justo allí, está el Espíritu para lavarnos, y para ser regenerados en nuestra experiencia.  
Si perseveremos en la fe, un día muy pronto, podamos ver el Espíritu de Cristo procesado, formado en nosotros, y poder así crecer y producir el buen Fruto del Espíritu, adornados con lo más precioso que existe en toda la creación, la Vida del Espíritu de Cristo procesado en nosotros.

¿QUÉ TE PARECE Y QUE VA HACER AL RESPECTO?

Armando Zanolla

Berlín el 06 de febrero del 2014
Revisado el 07 de febrero del 2014
Revisado el 11 de febrero del 2014

Revisión el 3 de abril del 2014

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